Por: Raquel Fernandez de Castro
La integración sensorial es la organización de las sensaciones a las cuales estamos expuestos. La información sensorial entra a nuestro cerebro continuamente por la vía visual, auditiva y táctil. Ésta comienza desde la matriz, cuando el feto siente los movimientos del cuerpo de la madre.
Cuando hay una deficiencia en la integración sensorial, el cerebro no integra adecuadamente las sensaciones, lo cual interfiere en los actos de la vida cotidiana. Un niño con disfunción integrativa sensorial tendrá por ejemplo, problemas con la planeación motriz, es decir, una dispraxia del desarrollo.
Los niños con disfunción integrativa sensorial presentan un conjunto de síntomas propios observables como, hiperactividad; problemas de comportamiento, extrema sensibilidad y un retraso en la adquisición del lenguaje puesto que éste depende de muchos procesos integrativos sensoriales. El tono muscular bajo y los problemas en la coordinación motriz son también síntomas observables.
Entre las posibles causas de la disfunción integrativa están, la falta de oxígeno al nacer, un aumento de toxinas en el ambiente (contaminación del aire). En algunos niños puede haber una combinación de factores hereditarios y medioambientales. En otros, los factores genéticos hacen que ciertas áreas del cerebro sean más vulnerables de lo normal.
El habla es resultado de una planeación motriz compleja; el cerebro se encarga de organizar una secuencia de movimientos para formar los sonidos del habla que a su vez fromarán palabras y oraciones. Para esto, las areas cerebrales involucradas tanto en la percepción (sensitivas) como en la expresión (motoras) del lenguaje deben de trabajar en conjunto.
Será necesario apoyar en el procesamiento de la entrada auditiva y en la planeación del habla. El objetivo es que el sistema nervioso central procese e integre los estímulos sensoriales de una manera organizada. El terapeuta en Comunicación Humana trabaja con este tipo de pacientes que no siguen el mismo ritmo de aprendizaje que la mayoría de los niños de la misma edad; trabajarán el razonamiento lógico, secuenciación, planificación motora, dificultades en tareas matemáticas y en la memorización de conceptos.
El especialista en esta área brinda estrategias de atención inhibiendo los estímulos sensoriales innecesarios. El trabajo del profesional atiende los retrasos de lenguaje que pueden llegar a tener los pacientes con problemas en la integración sensorial, como problemas de fluidez, de pronunciación, de expresividad o de comprensión. Estos niños podrían llegar a presentar fallas en su lenguaje, presentando dificultad en la expresión o nominación, por lo tanto, el terapeuta debe tener los objetivos muy presentes dependiendo el caso de cada niño y elaborar un plan de tratamiento individualizado para atender las necesidades del menor.
Bibliografía
Ayres, A. Jean, (2013). La integración sensorial y el niño. México: Trillas