Por: Alejandra Sánchez Delgado
La idea de que el cerebro es una estructura sumamente compleja en constante desarrollo es esencial para comprender la conducta del género humano. Este proceso conocido como neurodesarrollo tiene su correlato evolutivo en la adaptación al medio mediante pautas conductuales. El constructo Trastornos del Neurodesarrollo (TND) se ha utilizado profusamente en el campo de la neurociencia caracterizándose por una alteración o variación en el crecimiento y desarrollo del cerebro asociadas a una disfunción cognitiva, neurológica o psiquiátrica. (1)
La neurociencia es un área de sumo interés para las Terapeutas en Comunicación Humana e implícita en su formación profesional, conlleva exigencias de comprensión de la organización cerebral previa a una alteración cognitiva y/o comportamental generalizada o específica, así como de las consecuencias para el desarrollo posterior del niño (2). Como profesionistas buscamos reunir suficiente información sobre sus capacidades, siendo la motricidad, la sensorialidad o percepción, el lenguaje, la atención y la memoria las áreas que los autores consideran indispensable evaluar (3) para establecer estrategias precisas y brindar un tratamiento eficaz. Si bien la valoración se realiza a niños con daño cerebral, o disfunción neurológica conocida o sospechada, de manera conjunta con especialistas de diferentes disciplinas se coincide en la búsqueda de una intervención acorde a las necesidades que derivan de las alteraciones en las funciones cerebrales superiores y el impacto de éstas en la vida diaria (4).
Para llevar a cabo el proceso terapéutico tanto en el ámbito clínico como en el escolar, el concepto de Sistemas Funcionales de Luria tiene gran influencia al establecer que cuando un área cerebral resulta dañada pueden alterarse muchas conductas dependiendo de cuántos sean los sistemas funcionales de los que el área en cuestión forma parte (3). Es por ello que como especialistas en Comunicación Humana nuestra intervención no puede centrarse únicamente en el área de Lenguaje o trabajar específicamente un aspecto del mismo, sino que se complementa con técnicas diversas para el desarrollo simultáneo de otras funciones (inhibición, flexibilidad cognitiva, planificación, fluidez verbal, de memoria de trabajo (5) por mencionar algunas) y habilidades.
A partir de la segunda mitad del pasado siglo, con el objetivo de homologar los diagnósticos se definió cada trastorno como un conjunto de síntomas, dichas definiciones consensuadas y basadas en criterios determinados se contemplan actualmente en el DSM –V y la CIE-10. (1)
De los TND, el Trastorno Específico del Aprendizaje es el más estudiado (3), el término incluye el Trastorno del Lenguaje, el Trastorno del Habla, el Trastorno de la Comunicación Social, el TDAH, el Trastorno del Espectro Autista (TEA), el Trastorno del Desarrollo de la Comunicación, y el Trastorno de Movimientos Estereotipados (6). Conocemos así los aspectos básicos o invariantes de algunos trastornos del desarrollo, su variabilidad en diferentes sujetos que los padecen (3) o bien la comorbilidad existente entre ellos.
Es posible además identificar TND sindrómicos que se diferencían clínicamente por unos síntomas muy típicos, y se ajustan a un patrón hereditario. Suelen presentar un fenotipo dismórfico, manifestaciones sistémicas, síntomas neurológicos y un fenotipo conductual específico. En prácticamente todos ellos se ha identificado la región genética responsable. Y los TND vinculados a una causa ambiental conocida, siendo el más representativo el espectro de efectos fetales del alcohol.(1) (¿se distinguen los sindrómicos de los ambientales?)
En cada caso el Terapeuta en Comunicación Humana determinará el tratamiento oportuno para una recuperación óptima e integral de los sistemas funcionales que como ya se mencionó se relaciona con el mejor conocimiento del desarrollo del cerebro (2).
REFERENCIAS
1.- Artigas-Pallarés J, Guitart M, Gabau-Vila E. Bases genéticas de los trastornos del neurodesarrollo. Rev Neurol 2013; 56 (Supl 1): S23-34
2.- Álvarez Arenal, Teresa, & Conde-Guzón, Pablo A.. (2009). Training of Subtypes of Children with School Learning Problems According to Neuro- Psychological Assesment, Cognitive Abilities and Behaviour. Clínica y Salud, 20(1), 19-41. Recuperado en 21 de enero de 2018, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S113052742009000100003&lng=es&tlng=en
3.- Manga, D., Ramos F. (2001) Evaluación de los síndromes neuropsicológicos infantiles. Rev. Neurol; 32 (7): 664-675
4.- Tirapu Ustárroz, Javier. (2007). La evaluación neuropsicológica. Psychosocial Intervention, 16(2), 189-211. Recuperado en 21 de enero de 2018, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S113205592007000200005&lng=es&tlng=pt
5.- Martín-González, R. et al. (2008) Evaluación neuropsicológica de la memoria en el trastorno por déficit de atención/hiperactividad: papel de las funciones ejecutivas. Rev Neurol; 47 (5): 225-230.
6.- American Psychiatric Association. DSM5 Development. URL: http://www.dsm5.org